La Magia y yo
Nací a principios de los 70 en Albacete, hijo de un español emprendedor y una mexicana aventurera, y me dicen que desde pequeño apuntaba maneras de artista. Mi abuelo vivía en California y siempre que viajaba a España me traía regalos que, por aquel entonces, parecían llegados de otro mundo.
Uno de ellos fue la baraja Bycicle de póker que todavía conservo. Sin saber qué era el póker ni prácticamente el mundo de la Magia, jugué muchísimas horas con aquellas cartas. Desconocía entonces que, con el tiempo, se convertirían en inseparables amigas.
He crecido con la Magia de Tamariz, Ascanio, Dai Vernon, René Lavand, Pepe Carrol. Leía lo poco al respecto que caía en mis manos y aunque todavía no eran tiempos de DVD´s ni videos, no recuerdo haberme perdido una sola actuación de Magia en televisión.
Poco tardaron en llegar los primeros juegos con cartas y, después, las bolas de esponja, los dados, las monedas… La Magia aumentaba y ocupaba un lugar más intenso en mi vida.
Creo que fue al descubrir a Copperfield, a quien tuve ocasión de conocer personalmente en Madrid durante una de sus giras, cuando mi ilusión se forja en futura realidad: las grandes ilusiones, rutinas más largas, mentalismo… Todo comenzaba a conectar dentro de un mecanismo de precisión matemáticamente mágico, preparado para funcionar sólo cuando estuviese totalmente a punto.
Y ahora ha llegado el momento. Momento para lo inexplicable, las casualidades, las risas y sonrisas. El momento del entusiasmo, la precisión, de acariciar el alma. Ha llegado el momento de la Magia.